Los argentinos suelen ser muy aficionados al deporte rey, al fútbol, pero la pasión que tiene Pedro no es normal y se acerca mucho a lo que podemos considerar como una patología.
Pedro sólo vive para el fútbol. Tiene una pasión incontrolable que ya está afectando a su matrimonio con Verónica, la cual se está empezando a hartar puesto que Pedro dedica más tiempo al fútbol que a ella.
Verónica aguanta como puede pero ocurre algo que hace que se plante. A Pedro lo despiden cuando descubren que ha estado viendo un partido en su horario laboral, algo que hace que Verónica explote.
El fútbol no sólo afecta a su vida como pareja, sino que ahora los puede dejar en la ruina. Por eso, Verónica decide plantarse y darle a su marido un ultimátum: o el fútbol o ella.
Verónica lo deja y le dice que si quiere que vuelva con él tendrá que buscar ayuda profesional para rehabilitarse de su adicción al fútbol.